LA CORONA DE ADVIENTO
En
el tiempo del Adviento la Iglesia usa un símbolo que se llama “Corona de Adviento” esta
corona es puesta en las Iglesias y en la mesa de todos los hogares
católicos.
Origen:
La
Corona de Adviento con sus cuatro velas es
un símbolo tradicional de Alemania difundido por
todo el mundo. Representaba el ruego para que
el Dios-Sol regresara con su luz y calor durante el
invierno. Los cristianos, al ver en Jesucristo el
origen de la vida y luz espiritual, usamos este símbolo
para expresar que Cristo es quien trae la luz
y el calor para la vida de toda la humanidad.
Significado:
El círculo: recuerda
que la vida y el amor de
Dios son eternos. Dios no tiene principio ni fin siempre fue, es y será y a Él le
confiamos toda nuestra vida y la del mundo entero.
El color verde de las hojas: significa
la esperanza de la vida puesta en nuestro
Señor Jesucristo que viene para amarnos.
Las cuatro velas que
se colocan alrededor, significan la luz de Cristo que vence
a las tinieblas del pecado, son tres de color morado, que hablan del deseo
de cambio o conversión y una rosada que habla de la alegría vivida con María,
por la pronta llegada de Jesús.
La vela blanca: es
la quinta vela que se pone al centro de la corona la noche
de Navidad, ella simboliza la Luz de Jesús que, con su nacimiento, viene
a iluminar la vida de toda la creación.
Celebración:
Es
una costumbre que reúne a la familia y es en torno a esta corona que sugerimos
se realice la celebración del tiempo del Adviento. Cada domingo toda
la familia hace una oración alrededor de la corona y se enciende una vela
cada semana. La noche del 24 de diciembre, después de participar de la celebración
de la Misa de Gallo se enciende por último la vela blanca y se lee del
Evangelio el relato del Nacimiento de Jesús (Lucas 2,6-16). Luego, cantando villancicos,
se «acuesta al niño Jesús» en el pesebre. Finalmente se le ofrece
al Niño un regalo (puede ser un cambio de actitud con algún miembro de
la familia) todos juntos rezan la oración del Padre Nuestro y el Ave María.
Al
final nos damos todos unos abrazos de Paz y Amor.
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