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viernes, 4 de noviembre de 2011

EVOLUCIÓN PERSONAL Y DE CONSCIENCIA


EVOLUCIÓN PERSONAL Y DE CONSCIENCIA


Somos seres humanos en constante generación de vivencias... Nuestras vivencias, las que son un reflejo del estado de conciencia en el cual nos encontramos. El nivel de conciencia proviene de la vibración emocional en la cual nos encontramos en el momento en el que la emoción generó un pensamiento en la conciencia y ésta, una realidad en nuestra vida. Ser consciente significa "conocer perfectamente". Que siente, piensa, quiere y obra con pleno conocimiento de lo que se hace.

Nuestro campo energético, llamado aura es el poseedor de cada frecuencia de nuestra vida. Allí radica también la conciencia personal y la colectiva. Cada emoción que hemos experimentado alguna vez ha quedado grabada como una huella de energía. Entonces... ¿qué pasa cuando estás huellas las lee la conciencia?

¿Cuánto tiempo pasamos añorando, deseando o extrañando el pasado?...¿segundos, minutos, horas, días o toda una vida? Eso es una huella de energía. Afecta nuestros chakras y éstos como catalizadores procesan la información. Esta información es magnética, es una energía que atrae energía similar del universo, y si continuamos esa experiencia, estamos creando una realidad que nos obligará entonces a estar conscientes, atentos y alertas de ella. Es entonces que involucionamos y vivimos patrones pasados, sufridos y que ya no nos pertenecen.

Al no cambiar ese estado de conciencia, no se da la evolución y esa energía que ya se ha convertido en una realidad atrae más experiencias "parecidas" a las ya vividas. Dolor, penas, angustias, confusión, por mencionar algunas. Entonces nos ponemos frente a patrones que ya experimentamos y de los cuales no aprendimos. Volvemos a generarnos como seres humanos procesos repetidos. Más huellas de energía que atraen más frecuencias similares. Y la esencia de la vida es el cambio para la evolución.

De repente "algo sucede", le solemos llamar "accidente de la vida" y nos frena de golpe, nos pone a pensar, a analizar, a contemplar... Es un estado que nunca deberíamos perder, es tan similar a la meditación. La realidad nos obliga a ponernos frente a la realidad entonces descubrimos nuestra verdad. Sobreviene la nostalgia, la melancolía. A veces con placer, algunas con culpabilidad, otras con dolor. Pero siempre debemos recordar que el punto de partida fue la energía que dio lugar a la emoción, ésta al pensamiento y todo junto a la realidad. Esa realidad que ahora es la experiencia a la que nos enfrentamos.

Lo prudente sería cambiar para evolucionar más rápido y no estacionarnos, sin embargo nos sentamos a analizar, pensar, razonar y no nos damos cuenta que lo que podríamos hacer es cambiar la emoción, para reencontrarnos y llegar a nuestro centro. El que nunca debimos perder. El camino del Zen.

Quizás el centro lo perdimos por miedo a regresar a un estado original. Las circunstancias nos marearon y la energía cambió. Volver al centro es "soltar" lo que ya no nos sirve, lo que no nos pertenece, el pasado. Pero tememos sentir más dolor. ¿Acaso a las serpientes les duele mudar la piel?...podríamos pensar que sí, sin embargo para ellas es un proceso necesario para cambiar y evolucionar. Dejan la piel añeja para movilizarse a un estado nuevo de vida, una nueva conciencia. Ellas saben que abandonan algo pasado para algo futuro y después que la serpiente aprende el proceso de soltar, vive renovada.

Y el ser humano, ¿deja la piel del pasado para ponerse una nueva piel? Si así lo hiciéramos a cada experiencia sucedida, cambiaría la energía, la emoción, el pensamiento y obtendríamos el resultado de vivir en paz y crear nuevas realidades... nuevas verdades...

¿Te animarías a hacerlo?