EL APEGO MATERIAL.
Hoy traigo un pequeño artículo sobre el apego. Cómo psicóloga, hasta ahora sólo conocía en concepto de “Apego” como aquel vínculo afectivo que se desarrolla entre dos personas, siendo el más habitual el que encontramos en la relación madre-hijo, puesto que supone la primera y más fuerte interacción social del ser humano. La finalidad de este fenómeno no es más que la búsqueda del otro por la sensación de seguridad y consuelo que obtiene el individuo, ya que cómo todos sabéis el humano se diferencia principalmente y entre otras cosas del mundo animal por ser un ser social que necesita la integración con sus iguales.
Pero recientemente, oí hablar del “apego material” y me pareció un concepto interesante sobre el que reflexionar, especialmente porque nos encontramos, bajo mi punto de vista, en una coyuntura social protagonizada por una fuerte carencia de valores y principios humanos y de la que podemos salir muy bien parados si despertamos y reaccionamos a tiempo o peor aún si cabe (que dadas las estadísticas en las mejoras educativas de nuestro país, parece que es nuestro inevitable destino).
Rodeados por un continuo bombardeo consumista y por una “supuesta” evolución pseudointelec-tual – avantguardista, que nada tiene que ver con la realidad, introduzco este concepto con la siguiente moraleja, sobre el que muchos de nosotros deberíamos reflexionar con más detenimiento:
“Se cuenta que en el siglo pasado, un turista americano fue a la ciudad de El Cairo, en Egipto, con la finalidad de visitar a un famoso sabio. El turista se sorprendió al ver que el sabio vivía en un cuartito muy simple y lleno únicamente de libros. Las únicas piezas de mobiliario eran una cama, una mesa y un banco.
- ¿Dónde están sus muebles? -preguntó el turista.
- ¿Y dónde están los suyos…? -respondió rápidamente el sabio
- ¿Los míos? -se sorprendió el turista- …¡Pero si yo estoy aquí solamente de paso!-
- Yo también… -concluyó el sabio-. La vida en la tierra es solamente temporal… Sin embargo, algunos viven acaparando como si fueran a quedarse aquí eternamente.”
El apego material, no habla si no, más que de que el hecho de sobrevalorar los objetos materiales que acaparamos o queremos obtener en algún momento de nuestra vida, nos lleva a un continuo deseo insatisfecho por aquello que no podemos conseguir y un temor constante por aquello que ya hemos logrado y debemos seguir conservando con esmero. Es decir, nuestra felicidad acaba trasladándose a objetos materiales y alejándonos poco a poco de nuestra paz interior creyendo que no podemos vivir sin esas cosas y sufriendo ante la ausencia de las mismas.
Si fuésemos capaces de renunciar a muchas de las cosas que esta sociedad nos dicta hemos de perseguir, descubriríamos que una vez te deshaces de ese equipaje pesado que supone el materialismo, nos queda espacio, fuerzas y tiempo suficiente como para encontrar nuevos lugares, personas y momentos y vemos que aquello que tanto valorábamos no era realmente tan importante.
No hablo de pasividad ni conformismo, ni niego el enorme valor de aquellas personas luchadoras y conscientes del valor del esfuerzo por conseguir sus metas, sólo hablo de pararnos a penar sobre todas aquellas cosas que tenemos o queremos tener que nos roban el tiempo y la energía y nos nos dejan “invertir” nuestra dedicación para poder disfrutar de otras cosas realmente importantes como podría ser el “Apego humano” y las relaciones con el prójimo, porque en definitiva estamos aquí de paso y nada de todo eso material nos llevaremos cuando esto acabe, sin embargo sí que nos quedarán todos aquellos momentos, personas y sensaciones que vivimos.
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