viernes, 31 de agosto de 2012

Verdadero Amor.



Con los ojos del Alma.






Una pareja de jóvenes muy apuestos estaban muy enamorados y se iban a casar. Unos meses antes de la boda, la novia tuvo un accidente y quedó con el rostro quemado y muy desfigurado.

No puedo casarme contigo, le comunicó a su novio en una carta. Quedé marcada y muy fea para siempre, búscate a otra joven hermosa como tú mereces, yo no soy digna de ti.
A los pocos días la muchacha recibió la siguiente carta de su novio: el verdadero indigno soy yo, siento mucho tener que comunicarte que he enfermado de los ojos y el médico me dijo que estoy perdiendo aceleradamente la visión e irremisiblemente voy a quedar ciego. Si aún estás dispuesta a aceptarme, yo sigo ardientemente deseando casarme contigo.
Cuando se casaron el novio estaba ya completamente ciego, vivieron 20 años de amor, felicidad y comprensión. Ella fue su lazarillo, se convirtió en sus ojos, en su luz, el amor les fue guiando por ese túnel de tinieblas.
Cuando ella agonizaba, sentía dejarlo solo en interminables noches de tinieblas. Murió y entonces él abrió los ojos. "No estaba ciego" dijo ante el desconcierto de todos: "Fingí serlo para que mi mujer no se afligiera al pensar que podía verla con el rostro desfigurado, ahora mi amor descansa en ella".
Busquemos nuestro verdadero amor, no con los ojos físicos, sino con los ojos del alma.

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