viernes, 18 de noviembre de 2011


CUANDO ALGUIEN QUE AMAMOS TANTO…




Cuando alguien que amamos, se nos adelanta en el camino y llega primero que nosotros al Gran Destino, se enmudecen nuestros sentimientos, nos ensordecen nuestros pensamientos, pero no hay palabras para expresar, explicar o tratar de entender lo que sentimos…

Cuando alguien que amamos tanto, se nos adelanta en el camino… se eleva una acción de gracias al Dios del cielo, por darnos la oportunidad del tiempo que hemos convivido, hay personas tan valiosas que es suficiente el privilegio de por lo menos haberla conocido, queda grabado para siempre su recuerdo, de aquel momento en que se inmortalizó en nuestra mente y corazón, y nos sentimos bendecidos por el instante compartido…




Cuando alguien que amamos tanto, se nos adelanta en el camino… surgen muchas preguntas y desconcierto, al sentir que la hemos perdido… cuesta entender que la vida de cada persona, es como una velita que al estar encendida se consume en la entrega, se desgasta y dona cumpliendo su misión, hasta que llega el momento en que se convierte en estrella, para seguir iluminando el mundo, muy cerca del Creador.

Cuando sabemos de alguien que se nos adelantó hacia el Gran Destino, sino le conocimos, nos damos cuenta de la gran pérdida que el universo ha tenido, porque quienes tuvieron el privilegio de tenerle cerca, lloran y sufren su ausencia, tanto que hasta nos toca el alma y nos estremece el amor que le dieron y de ella recibieron, a tal punto que pensamos: hubiera sido muy valioso haberle conocido, porque hay personas que con solo existir, edifican y enriquecen a quienes se encuentran en el camino…





Cuando ese alguien que amamos tanto, se nos adelanta en el camino… y sabemos que su vida fue dócil y fiel al Dios que le dio la oportunidad de nacer, oramos por su eterno descanso, aunque tenemos la certeza de que está al lado de quien Primero la Amo, la Llamó y la Envió… Por eso pedimos mucha más oración, por quienes experimentamos el inmenso dolor que se siente ante su partida, porque ahora nada podrá ser lo mismo, hay en el alma una silla vacía, el corazón se rompe en pedazos, la fe se quebranta, porque duele demasiado perder a quien tanto se ama…

Cuando alguien que amamos tanto se nos adelanta en el camino, le pedimos al Dios de la vida nos dé el consuelo y la fortaleza para seguir escribiendo de su mano nuestra historia, grabando para siempre en nuestra alma y memoria, el nombre de esa gran persona que ennobleció nuestra vida, y dejó en todo lo compartido y vivido la mejor herencia recibida y el enorme privilegio de haberla conocido, hubiésemos querido que fuese eterno, pero el tiempo de Dios, no es nuestro mismo tiempo, ya nos llegará el momento de inmortalizar estos sentimientos y encontrarnos de nuevo algún día, en el cielo prometido…

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